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Ciudad Mante
lunes, septiembre 25, 2023

CRÓNICA DE UNA BUENA NOCHE DE LETRAS

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   POR: ARTURO GUERRERO CAMERO

Por la carretera número 57, esa que conecta ciudad Mante con el resto del estado, viaja una persona; su nombre es Federico Fernández, proviene de la frontera Tamaulipeca, y aunque estoy más que seguro que este mismo camino lo ha recorrido muchas veces, quizá por motivos familiares o de trabajo, en ésta ocasión es guiado por una pasión: devora cada kilómetro como un embajador de las letras, de los sueños, de la libertad. 

Cierto, no estuve ahí, en ese viaje, pero lo puedo imaginar admirando la naturaleza, echando a volar su imaginación abrazando árboles, respirando su aroma, charlando, hablando con cada uno de ellos por su nombre, tratando de atesorar en su memoria cada instante que, sabe bien, nunca se repetirá, porque aunque recorra de nuevo ese camino, en ese nuevo viaje surgirán otras sensaciones, pero las que hoy vive serán únicas.

La cita es a las 18 horas, la Galería de Arte Ramón Cano Manilla abre sus puertas una vez más ante el toque de las letras, quien escribe estas líneas acude al llamado con sus ganas de siempre por escuchar, saborear y tratar de aprender. Ante mi tengo ahora al hombre, al poeta que ha logrado reunirnos, veo a una persona de hablar sereno, mirada fuerte pero que da confianza, y con esa misma confianza sólo atino a presentarme, poner mi mano en su hombro y agradecer su presencia. 

Ha llegado la hora, las palabras que nos brindan los encargados de la galería de arte siempre derrochan alegría por este tipo de eventos, son presentados los  representantes del cabildo municipal. 

Se escuchan las cuerdas de las guitarras y el sonar de los violines, «Piel Canela» se hace presente interpretada por los jóvenes de la casa de la cultura, mismos que reciben un sincero reconocimiento con nuestros aplausos.

Enseguida, Carlos Acosta presenta a nuestro anfitrión, agradece su presencia al momento de dar una breve semblanza de su andar literario, todos estamos a la expectativa, y cuando Federico al fin toma en micrófono puedo ver en la mirada de todos los presentes un toque de curiosidad y ganas reales por escucharlo.

Federico se  presenta y agradece con un hablar sereno y pausado. Ha llegado el momento esperado. 

Tengo que reconocer a título personal, que no esperaba una tarde de letras con la muerte como tema medular, pero al ver la forma con la que se expresa de ella por medio de su arte, mi percepción se fue moldeando de poco en poco, es decir, primero le quitó de encima esa imagen fría y hasta temida que casi todos le tenemos al inevitable fin, para dejar ver la muerte como un pez atrapado entre las redes de los pescadores, aleteando poco y abriendo la boca como derrotada, pero al mismo tiempo siendo tratada como una mujer hermosa a la que no se quiere lastimar, una muerte que mientras es llevada de un lugar a otro siempre está sola y triste, digna de compasión.

Llega la charla con su abuelo muerto, la curiosidad impregnada en una oración ¡Enséñame a morir! Nace una charla con su abuelo muerto, ese abuelo que lo cargó cuando era niño pocos días entes de su muerte, el hombre de labios delgados y acento gachupín que aun estando en el otro mundo, tiene la certeza de que seguirá siendo un hombre alegre, de fiestas y enamorado, deja ver su deseo por algún día reunirse con él, compartir juntos la nueva vida, hasta que alguien más les haga la misma pregunta ¿Cómo es morirse?

Soñar después; el reencuentro con su padre, la descripción literaria que plasma en nuestras mentes al momento de irrumpir en su recamara de tierra, esa recamara en la que fue depositado su cuerpo hace ya cuarenta años, y que ahora, al abrirla de nuevo lo hace reflexionar, darse cuenta de la soledad que traerá la muerte a nuestros sueños, porque a final de cuentas quizá eso seamos, un sueño.

Las letras siguen fluyendo, deja ver ahora la crudeza con la que la muerte ahora es usada como un látigo que deja huellas de dolor y tristeza, como un arma en manos de tipos que no merecen ser llamados humanos, en fin, las letras tienen ese don, ese poder de dar belleza a cada hecho que nos rodea, y eso es lo que hace el poeta que nos deleita y a cambio sólo podemos ofrendar nuestros aplausos. 

Llega el momento que muchos esperamos para conocer un poco más del anfitrión; inicia un tiempo de «preguntas y evasivas» , ese tiempo en el que los que estamos en las sillas hacemos preguntas y el poeta trata de evadir, pero en esta ocasión no es así; Federico responde con sencillez bañada de honestidad, como disfrutara de ese momento, como si lo estuviera esperando con ansias, imposible no agradecer cada respuesta, imposible no aplaudir cuando al terminar su última respuesta sonriendo grito a voz fuerte ¡Viva el Mante! Caray, imposible no recordar esa buena noche de letras. Gracias poeta. Gracias Federico.

                                                                                                                     Viernes 8 de septiembre del 2023

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