Transparencia y rendición de cuentas
Para aquellos que pensaban que los legisladores se mantenían distantes de su base, alejados del territorio que les otorgó el mandato popular, la reciente comparecencia de la senadora Olga Sosa Ruiz y del diputado local Dr. Alberto Moctezuma Castillo ha resultado una sorpresa. Ambos, cada uno en su respectiva área, acudieron a rendir cuentas ante la ciudadanía, una acción que pone de manifiesto un compromiso con la transparencia y la cercanía con los ciudadanos.
Este acto, respaldado por la alcaldesa Patty Chío, quien demostró nuevamente su liderazgo no solo dentro de los grupos morenistas, sino en la sociedad civil en general, debe ser visto como el inicio de una nueva etapa en la que los representantes populares se comprometen a informar de manera periódica los avances y resultados de su gestión. Este tipo de encuentros debe convertirse en una práctica común, un espacio donde se pueda conocer de primera mano el trabajo realizado en las distintas tribunas del Congreso.
Es un respiro de aire fresco tras años de opacidad, de silencios incómodos y de información fragmentada. Lo que se vivió en esta asamblea informativa es un paso decisivo hacia la superación de los viejos vicios políticos: la manipulación de la verdad, las medias verdades y los engaños camuflados en discursos vacíos. Las voces de los legisladores no deben ser solo escuchadas en el recinto parlamentario, sino en cada rincón de la comunidad, donde la ciudadanía puede exigir respuestas claras y concretas sobre el rumbo que toman las reformas que les afectan.
Este modelo de comunicación directa con la población, además de ser un ejercicio de democracia, debe ser replicado por otros servidores públicos electos por voluntad popular. Todos, sin excepción, tienen la obligación de rendir cuentas a quienes los eligieron, y es crucial que ese ejercicio se convierta en una práctica regular. Porque al final, como bien sabemos, la democracia se fortalece cuando los representantes están verdaderamente cerca de la gente, cuando su trabajo no solo se mide en resultados legislativos, sino en la capacidad de escuchar, informar y responder.
Este es, sin duda, un buen ejemplo a seguir. Una invitación a un ejercicio político más transparente, inclusivo y, sobre todo, responsable.