Durante los últimos años, la Comisión Municipal de Agua Potable y Alcantarillado (COMAPA) se convirtió en un verdadero barril sin fondo, testigo de un manejo desordenado y desaseado de los recursos que, inevitablemente, llevaron al organismo a una situación financiera insostenible. La falta de dinero para cubrir necesidades básicas, como el pago de la energía eléctrica o las obligaciones de seguridad social de los trabajadores, revelaba una gestión deficiente que minó su capacidad operativa.
El mal manejo no solo afectó las finanzas, sino que la voracidad de algunos de sus directivos sumió al organismo en una ruina evidente. Las consecuencias de esa mala administración se ven reflejadas en las fugas constantes de agua, un drenaje colapsado, y un parque vehicular obsoleto,
Sin embargo, parece que estamos empezando a ver una luz al final del túnel. En días recientes, la alcaldesa Patty Chío anunció un importante paso hacia la rehabilitación de la infraestructura: la adquisición de casi 10 kilómetros de nueva tubería para la red de drenaje. Esta obra, que había sido postergada durante años, es una señal clara de que las autoridades están comprometidas con la mejora de los servicios públicos.
Además, se entregaron tres vehículos motorizados destinados a las brigadas de reparación, lo que promete agilizar las labores de mantenimiento y evitar la parálisis que se había vivido en anteriores gestiones.
A pesar de que aún queda un largo camino por recorrer, los avances en el rescate de COMAPA son evidentes. El organismo empieza a recuperar su rumbo y a restaurar los servicios para los usuarios que, por años, se vieron afectados por la desidia y la falta de recursos. Lo que está sucediendo ahora es un proceso de limpieza profunda, no solo de infraestructura, sino también de la gestión que, poco a poco, va limpiando el abundante cochambre que aún queda en su interior.
Es momento de apoyar y exigir que este resurgimiento no quede en el papel, sino que se mantenga con el compromiso de todos los actores involucrados. Los resultados, aunque aún no completos, son un indicio de que, con trabajo y responsabilidad, COMAPA puede volver a ser el servicio eficiente y confiable que la comunidad merece.