Con la constancia de mayoría en mano, jueces y magistrados electos el pasado 1 de junio se preparan para asumir sus funciones a partir del próximo 1 de septiembre. El Instituto Electoral de Tamaulipas les ha entregado la legitimidad legal, pero la legitimidad moral —la que emana de su desempeño justo e imparcial— aún está por construirse.
Entre los nuevos rostros del Poder Judicial destaca el nombre de Tania Contreras López, virtual presidenta del Supremo Tribunal de Justicia del Estado, quien, como ella misma afirma, ha sorteado múltiples obstáculos, no solo derivados del proceso electoral sino también de quienes, desde las sombras, se oponen a una renovación judicial que amenaza intereses arraigados.
En sus redes sociales, Contreras López llama a la unidad y al servicio público con honestidad y profesionalismo. Su mensaje refleja un tono conciliador y comprometido: “La contienda electoral ya terminó… hoy solo tenemos un deber: servir a Tamaulipas en unidad, con honestidad, profesionalismo y justicia”. Estas palabras encierran una promesa de transformación para una institución que, por años, ha sido vista con escepticismo por una sociedad hastiada de impunidad y arbitrariedades.
Los ciudadanos que han sufrido los estragos de una justicia desigual, aplicada con sesgo o favoritismo, estarán atentos al desempeño de estos nuevos jueces y magistrados. Desde los tribunales más modestos hasta los más encumbrados, la demanda es clara: que la balanza de la justicia se incline por el derecho y no por el influyente, por la equidad y no por el favor político.
Si esta nueva etapa del Poder Judicial quiere ser recordada como un parteaguas, tendrá que demostrar que no se trata de un relevo democrático, sino de una transformación de fondo, porque los tamaulipecos están urgidos de una justicia verdadera, sin más adjetivos.