Durante años, Ciudad Mante fue prácticamente borrada del radar turístico de Tamaulipas. Con el pretexto —válido pero ya superado— de la inseguridad y la pandemia, el municipio fue excluido de los programas estatales de promoción y desarrollo turístico, lo que inevitablemente lo relegó a los últimos lugares del ranking en esta materia.
Pero eso parece estar cambiando. La alcaldesa Patty Chío ha comenzado a tomar el timón con determinación. Lejos de esperar sentada los apoyos, ha salido a buscarlos. Está tocando puertas, gestionando reuniones y construyendo alianzas con los prestadores de servicios turísticos. En una región rica en recursos naturales y con enorme potencial recreativo, esta estrategia no solo es necesaria: es urgente.
La reciente visita del secretario estatal de Turismo, Benjamín Hernández Rodríguez, es una señal positiva. No vino solo de paso; fue acompañado por la presidenta municipal a sitios emblemáticos como el balneario El Nacimiento y las Grutas de Quintero, este último, un destino que alguna vez tuvo acceso pavimentado y era motivo de orgullo local.
Ese gesto —mostrar el potencial en sitio y no solo desde el escritorio— habla de un liderazgo comprometido y de una visión que busca más que discursos: resultados.
El compromiso asumido por el secretario de incluir a El Mante en la promoción turística estatal es un logro importante. Pero más allá de la declaración, lo que realmente hará la diferencia será la continuidad de estas acciones y el trabajo conjunto entre gobierno, sector privado y comunidad.
El Mante tiene con qué. Tiene historia, belleza natural, hospitalidad y una ubicación estratégica. Solo hacía falta voluntad y gestión. Hoy, ambas parecen haber llegado. Y si se mantienen, el municipio no solo volverá al mapa turístico nacional: lo hará con fuerza.
Porque El Mante lo merece.