jueves, marzo 27, 2025

FESTIVAL INTERNACIONAL RENACE MANTE

POR CARLOS ACOSTA

El reloj marca las diez de la mañana. Es un viernes, para más señas, siete de febrero del año dos mil veinticinco que, como puede inferirse, apenas empieza. El sol ya anda cielo arriba. El clima no es frío. Este año, el invierno ha sido benévolo. A esta hora, llego a la Galería de Arte “Ramón Cano Manilla'”. Dejo el Marchito Rojo en el estacionamiento público. Traigo, entre pecho y garganta, toneladas de buen talante y la emoción, como casi a diario, a flor de piel. Y siento que no es para menos: los organizadores de Renace Festival Internacional de Arte Público, han tenido a bien invitarme a la inauguración de su evento. La invitación incluye hacer una lectura en voz alta de poesía propia. 

 

El Festival, organizado por segundo año consecutivo en nuestra ciudad, corre a cargo de la sociedad civil. El grupo de ciudadanos que están al frente de la organización son: Salvador Zamora Chapa, Daniel Illescas, Amilkar Reyes, Octavio Fantini, Ixiar Balderrama. El proyecto consiste en la asistencia de jóvenes Muralistas de primerísimo nivel, que llegan de varios países: Salvador, Honduras, Colombia, Argentina, Italia, EE. UU., y de muchas ciudades de México. Estarán aquí cien Artistas durante siete días. Pintarán murales en un gran número de bardas, digamos ociosas, a lo largo y ancho de nuestra querida ciudad Mante. Se habrá de mejorar el paisaje. El arte ocupará las calles. Quedarán como evidencia los murales. Y seguro, será un rasgo que hará de nuestro entorno, un mejor lugar para vivir.

 

A la hora de la inauguración, el sol ya está más alto. Ya cala. La ceremonia es en plena calle, algo que me parece congruente con el espíritu del Festival. Frente a la Galería, se han instalado dos toldos, y ya se ve nutrida concurrencia. Entre los asistentes, está la presidenta municipal, Martha Patricia Chío de la Garza y otros integrantes del cabildo, así como de otros municipios tamaulipecos. Tavo Fantini es el maestro de ceremonias. Después de las presentaciones protocolarias de rigor, me corresponde iniciar el programa. Fantini anuncia que, aunque tengo varios libros publicados, algunos premios literarios y traducciones al inglés, italiano y tének, esta vez he preferido ser presentado con las nueve palabras, que Macías, uno de los Muralistas, me confiriera el año pasado: Carlos Acosta, el poeta de la ciudad del agua.

 

Tomo el micrófono. Agradezco a todos, todas, su asistencia. Dedico mi lectura, total, a los Artistas que vienen a embellecer nuestra ciudad. Inicio con un texto escrito para El Mante y para ellos: La ciudad del agua. Aquí, un fragmento: La ciudad del agua somos nosotros / Yo / por ejemplo / soy una gota que nació en el manantial / vino por el río / por las acequias / Y luego / con un poco de sol y de oxígeno / se convirtió en poeta. Sigo la lectura con, Eva, mi maestra de primaria. Luego, Abrazos, que simbólicamente es el abrazo de nuestra población para los distinguidos visitantes. Enseguida leo, Décimas. Invito a los asistentes a que repitan conmigo los dos últimos versos de cada Décima. Aceptan. En la primera que leo, nadie se agrega para decirlo, debido a que no conocen el texto. A partir de la segunda, lo repiten conmigo sólo algunos. Los animo. En la tercera y cuarta, el coro es unánime, bello. Para la quinta y última, anuncio, los dejaré solos. Y llegado el momento, con los ojos cerrados y los brazos extendidos a todo, levanto la cara al cielo. Y escucho un río de voces, fuerte, casi a grito: “Ojos que te vieron ir / jamás te verán volver”. Todos, especialmente yo, estamos felices; el aplauso es fuerte, largo. Termino con, Trigal y Espiga, el brevísimo texto que quiso decirlo todo. El aplauso lo escucho atronador. Luego, el grupo de Artistas gritan a coro, ¡otra, otra, otra! Ojalá no me admiren, cavilo en el filo del abismo emocional, con que me quieran, tengo bastante.

 

Después, Salvador Zamora, toma la palabra. Hace un discurso emotivo. Habla en primera persona. Agradece a Dios por estar aquí. Deja en claro su amor por la familia y por su tierra natal: El Mante. Así mismo, habla de su compromiso social y cultural con su entorno aquí y ahora. Celebra la asistencia de los jóvenes muralistas. Recordó muchas cosas que ya había en El Mante, cuando él fue niño. Comprendí la idea que dejaba en el aire: ahora que soy adulto, me corresponde hacer lo que sigue; por eso estoy, para eso estamos, aquí. Al terminar su mensaje, los Artistas a coro gritan: ¡Chava, Chava, Chava! Él se ve muy emocionado. A seguir, viene la participación de la presidenta municipal, Patty Chío. Da un mensaje protocolario, hace hincapié en que su gobierno está muy interesado en el rubro de Cultura. Da la bienvenida a los Artistas y celebra el Festival. El aplauso no se hace esperar. Después, ella y las personalidades municipales y regionales, cortan el listón. Queda formalmente inaugurado nuestro, sí nuestro, de todos, Renace Festival Internacional de Arte Público.

 

(Hago aquí un paréntesis. Escribo esta Crónica, una semana después de la inauguración, es decir, el día que será la clausura. Por motivos ajenos a mi voluntad, no podré asistir. Reconozco la enorme labor y felicito al grupo de Mantenses de Corazón, que están al frente de la organización de tan memorable evento. He seguido el desarrollo del Festival por Facebook. Mis amigos me han estado enviando, a diario, fotografías y vídeos. Si yo pudiera estar, les diría a los Muralistas algo muy parecido a lo que leí el primer día, aunque claro, con otros poemas. Agradezco los abrazos y las palabras de aquel primer día, de Abraham, Libertad, Sra. Narcisa, Salvador, Nadia, Ricardo, Amilkar, Yollotl, Fantini, Ixiar, Rossy, Macías, Alberto, Jean Lu, Silvia, Paola SF; las lágrimas de América; y algunos más que por mala memoria se me escapan de nombrar; así mismo, al público escucha que se portó de maravilla).

 

Admiramos en la Galería, la exposición, Arte por y para mujeres. Yo lo hago a vuelo de pájaro, porque en la mesa hay veinticinco ejemplares de la novela, Espejos que se aclaran, de mi autoría. Es un obsequio para los Muralistas. Varios de ellos se acercan para que les firme el libro. Lo hago con alegría, con felicidad. Es una manera de mostrarles un agradecimiento, sin medida, si pudiera hacerlo a nombre de los ochenta mil habitantes que somos, por lo que hacen, en favor de nuestro entorno cercano. Por la tarde, sereno, en armonía conmigo, regreso al hogar. Creo que una manera de ser solidarios con nuestra comunidad y en nombre de ésta, colmar de gratitud a los Artistas que visitan la ciudad, para pintar bellos murales en sus bardas, ha sido leer y dedicarles, a ellos, a ellas, poesía mantense. El boulevard luce contento. El cielo, un tanto nuboso, amansa un poco al sol. El Marchito Rojo, viene feliz, casi en piloto automático: ¡conoce tan bien el camino a casa!

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