domingo, marzo 16, 2025

LOCURAS CUERDAS

La caja china.

Por Jorge Chávez

Quizá ya lo dije en una anterior columna. Es entendible que cualquier gobierno tenga detractores y glorificadores, y más allá del juicio de la Historia, durante su propia administración. Para ver cómo quieren que lo vean sus detractores, no es necesario recurrir a exhaustas investigaciones.

En mi clase de ciencias políticas de la universidad aprendí que el político consumado debe aprender varias cosas: Dominar el arte de callar, la ciencia magistral de ocultarse a sí mismo, la maestría para observar y conocer el corazón humano, con una disciplina incomparable de dominio sobre sí mismo en medio de la intriga política que siempre acecha. Sin olvidar que a cuatro meses las tempestades están todavía invisibles tras el horizonte.

Y diariamente volvemos a ver que, en el discutible y a menudo sacrílego juego de la política, no se abren paso los hombres de amplia visión moral, de inconmovibles convicciones, sino que siempre se ven desbordados por esos tahúres profesionales a los que llamamos operadores o consejeros, esos artistas de las manos ágiles, las palabras vacías y los nervios fríos.

Sesudo lector, hoy quiero mencionar el término “Caja China” que en los medios de comunicación hace referencia a una estrategia mediática utilizada para desviar la atención del público de un tema polémico o conflictivo mediante la presentación de una noticia sensacionalista o fabricada. Es de clase de primaria con Maquiavelo, la susodicha “cortina de humo”, donde un escándalo o historia llamativa es utilizada para ocultar o minimizar la relevancia de otro asunto más importante.

El concepto proviene de la novela “El Gran Burundún-Burundá ha muerto” (1977) del escritor venezolano Miguel Otero Silva. La Caja China es el epítome del vulgar intento que intenta distraer a un pueblo para intentar hacerlo que voltee a otro lado muy distinto de donde se esta concentrando su atención. 

De manera burda y ofensiva a la inteligencia algunos gobiernos usan una “Caja China” (una distracción mediática) para desviar la atención de temas críticos. En los medios, la “Caja China” funciona como un truco narrativo para entretener o confundir al público utilizando el morbo de cada ser humano. 

Estimado e inteligente lector, a lo largo de la historia, diversos gobiernos y actores políticos han empleado “cortinas de humo” para desviar la atención pública de asuntos controvertidos o problemáticos. Estas estrategias buscan enfocar el interés de la sociedad en temas secundarios o fabricados, minimizando el escrutinio sobre cuestiones más relevantes.

Muy a nuestro pesar, el periodismo, en ocasiones, ha sido instrumental en la creación o difusión de cortinas de humo. Medios de comunicación pueden enfocarse en temas sensacionalistas o triviales, desviando la atención de asuntos de mayor relevancia pública. Esta práctica puede responder a intereses políticos o económicos, intentado afectar la percepción y prioridades de la sociedad. Veamos algunos ejemplos.

Divaguemos por la Historia. En la década de 1990, México enfrentaba crisis económicas y políticas significativas, como el “error de diciembre” en 1994, que provocó una devaluación masiva del peso y un aumento en la inflación. Durante este período, surgieron reportes sobre una criatura llamada el “Chupacabras”, que atacaba a animales de granja. La difusión de esta leyenda sirvió como distracción mediática de los problemas económicos y políticos que aquejaban al país en ese momento.

En 2010, la desaparición y posterior hallazgo sin vida de la niña Paulette Guevara Farah acaparó la atención mediática en México. La cobertura exhaustiva de este caso coincidió con episodios de violencia relacionados con el narcotráfico. Algunos críticos argumentan que el enfoque en el caso Paulette funcionó como una cortina de humo para desviar la atención de la creciente inseguridad en el país.

También en 2010, el entonces gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto, contrajo matrimonio con la actriz Angélica Rivera. El evento recibió amplia cobertura mediática, esto desvió la atención pública de temas críticos como la inseguridad y la violencia en el estado de México. 

En 2014, se reveló que la primera dama de México, Angélica Rivera, poseía una mansión de lujo conocida como la “Casa Blanca”, adquirida a través de un financiamiento controvertido. Este escándalo coincidió con la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, y algunos analistas sugieren que la atención mediática en la “Casa Blanca” sirvió para desviar el enfoque de la tragedia de Ayotzinapa.

En 1998, durante la administración del presidente Bill Clinton, estalló el escándalo de su relación con la becaria Mónica Lewinsky. Coincidiendo con el auge mediático de este asunto, el gobierno de Clinton ordenó bombardeos en Sudán y Afganistán, argumentando la destrucción de instalaciones terroristas. Críticos sugirieron que estas acciones militares pudieron haber sido utilizadas para desviar la atención del escándalo interno.

Estos ejemplos ilustran cómo, en diferentes contextos y momentos históricos, se han empleado estrategias para desviar la atención pública de temas sensibles o problemáticos, utilizando noticias o eventos como cortinas de humo.

El francés Marat decía que si la noticia surge en un momento donde hay escándalos de corrupción o problemas administrativos, podría interpretarse como una distracción y si la noticia se presenta de manera exagerada o desproporcionada frente a otros temas importantes en la agenda local, podría considerarse una “caja china”.

Preguntas obligadas son las siguientes ¿Se han dado pruebas claras de que realmente fue un atentado y no solo un incidente aislado? ¿El presunto atacante tiene un perfil que respalde la hipótesis de un atentado o parece más un caso fabricado? ¿Quién se beneficia de esta noticia? ¿Alguien está en medio de una crisis política o administrativa?

La caja china es una manera de distraer, llamando la atención a otra noticia que despierta más curiosidad o inclusive morbo pero de menor trascendencia.

Querido y dilecto lector, si hay inconsistencias o un beneficio político evidente, es posible que sea una “caja china”. Desde la universidad aprendí que si la noticia es utilizada para desviar la atención de otros problemas políticos o de seguridad en cualquier ciudad es posible que sí sea una caja china.

El tiempo hablará.

 

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