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martes, septiembre 10, 2024

POEMAS

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POR ALICIA LEONOR

     TRANSICIÓN 

Viajábamos ladera arriba como perros del campo 

olía a yerbas fragantes de vísperas de verano.

¡Cuántas fragancias!

Pintábamos estrellas de papel 

en nuestros trabajos de ciencias.

Pero la vida cambia 

bruscamente revuelve todo.

Quedé huérfana de naturaleza

rama seca en un jardín enorme. 

Me costaba hallar remansos.

Me alejé

perdí las huellas de mis pies

entre esa multitud de hormigas.

Escuchaba el gemir de la madrugada 

al morder la soledad

y volvía a acomodarme en su regazo.

¡Me costaba tanto irme!

Toda yo quedé revuelta inmóvil 

arrullada por el viento entre sus ramas,

poblándome de musgo

¿Quién soy? 

Todavía no he podido dar fin a la tarea.

No tengo cuerpo.  Soy cuerpo

y cuando ya no sea, 

solo entonces…dejaré de ser.

 

    TIEMPO SIN TIEMPO

Hay lugares, aromas y objetos

que son ausencias presentes

cantan, gritan, y te sumergen 

travesía visual hasta sentir su espíritu.

Hay personas que se filtran 

por las cicatrices de las paredes,

las acaricias y se adhieren a la estancia

a los cajones desvencijados del peinador

y no tienes el valor para deshacerte de ellos.

Hay objetos que te hablan y cuentan historias.

Como el libro deshojado de Rayuela.

la callada armónica que reclama su lugar.

¿Cómo mandar a la basura esas figuras mutiladas?

A veces, al sentarme en la penumbra 

me toma por sorpresa un coro de voces.

Hablan de fechas, citas, café, libros, lágrimas,

piel-sexo, brazos y abrazos.

Son los aromas, los lugares, los objetos, las personas 

sigue impresa su presencia muy dentro de mí.

 

ESTA NUBLADA SEMANA 

 

las palabras incoherentes

se tambalean como Poe 

en esa tarde de octubre.

 

Se rehúsan a manifestarse 

están hartas de saborear el filo

de esta abrupta vertical que solloza

del costado izquierdo.

 

Junto a estos huesos cansados 

les da pereza volver a ser trazo firme. 

 

Y cómo una mancha plastificada 

comienzan de a poco 

a difuminarse.

 

    TE VAS A EXTRAÑAR

porque al tambalear la cordura 

estarás inmerso en la melancolía. 

El presente perderá significado,

caminarás por tardes lluviosas

regodeándote en un romance 

auto compasivo.

Guarda memorias 

porque el agobio de la nostalgia duele,

es un sentimiento de pérdida. 

Querrás regresar a esos inviernos 

de temperaturas gélidas, 

buscando cura para esa sensación 

de sentirte en casa y a la vez ajeno.

Guarda memorias

para aspirar su atmósfera;

cuando añores recuperar su romance,

las fantasías a que te abrazarás

serán nubes que construirán contigo 

un hogar.

 

    HOY POR LA MAÑANA 

me he sentado a escribir poemas.

Tal vez deba despedazar la hoja blanca 

y tirarla al bote de basura.

Ir a la cocina y limpiar las lágrimas 

que escurren de la jarra roja 

donde hierve el té.

Ya no quiero hablar de alturas

de vértigo 

             de alas.

Ni quiero contarles 

que la vida es una talla más chica 

y me volvió equilibrista.

Amiga de la incertidumbre

rehúso seguir plasmando poemas 

de este brutal sinsentido.

Afuera los buitres se burlan 

de esta realidad que asfixia.

 

    UNA MANCHA EN EL TECHO 

 

es solo una mancha

ojos y sonrisas en el piso, 

y por las paredes.

 

Platicaba con ellas al vestirme

para ir a clases. En el camino saltaba

para no pisar las rayas, 

soñaba explorar historias,

caminos y horizontes.

Me hicieron audible y sonriente 

pero ya no lo soy.

 

Ahora otros ojos me miran 

desde la pared grafiteada camino al trabajo

no me hablan.

Ya no salto y piso las rayas, 

sin prestarles atención.

 

Miradas duras y sin boca

que me quieren callada;

comenzaron a llegar silencios inútiles, 

y sin respuesta.

 

Todo grita y se manifiesta.

Hoy

dos ojos y una nariz me interrogan 

desde el espejo.

 

    DESNUDA BAJO LA LLUVIA

 

La tormenta estalló sin aviso,

y corrí a cerrar las ventanillas del carro. 

Pero mi vestido, tan frágil como mi alma, 

se rindió a la lluvia. 

Gotas de agua como lágrimas 

deslizaron por mi piel, mis senos, 

donde late el ritmo de mi verdad.

 

Levanté la cara al cielo, y la lluvia me besó 

con sus labios fríos. 

Balbuceé:

“Que llueva, que llueva». 

y con cada gota, sentía quitarme una capa, 

como serpiente que muda su piel. 

 

Me mostré, desnuda y vulnerable. 

La lluvia me lavó, y fue llevándome 

por laberinto de sombras y deseos,

donde el placer y el dolor bailan sin fin.

 

La caricia es un susurro que despierta y crece.

El cuerpo se funde en un abismo 

ecos que resuenas.

Porque las almas más heridas sienten el vacío

aun en los brazos del otro, 

la melancolía las envuelve.

 

Escuché a unos chiquillos juguetear con la lluvia.

 

Nadie puede escapar 

de la bestia que lo habita,

que lo acompaña y lo persigue.

 

Alicia Leonor. Tamuín, San Luis Potosí, 1968. Radicada en Matamoros, Tamaulipas, desde 1990. Licenciada en Administración de Empresas y Contaduría Pública. Poeta, narradora. Promotora de lectura. Coordinadora del Maratón de Lectura Creando Lectores. Cuento infantil “Letras de Navidad” (2020). Poemario “Me reivindica la noche” (2021)

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