Cohetes en la playa y aguas negras en la cara
La playa Bagdad volvió a dar de qué hablar, no por el turismo o la belleza del litoral tamaulipeco, sino por el hallazgo de restos metálicos que —todo parece indicar— pertenecen a un cohete espacial. Y aunque el boletín oficial no lo menciona, las miradas apuntan a la empresa SpaceX, del magnate Elon Musk, como probable responsable del escombro sideral que vino a dar hasta Matamoros.
Frente a este suceso inusual, la secretaria de Desarrollo Urbano y Medio Ambiente del Estado, Karina Lizeth Saldívar Lartigue, anunció que se presentará una denuncia formal ante PROFEPA a través de la Procuraduría Ambiental y Urbana de Tamaulipas. Bien.
Es correcto hacer valer la soberanía ambiental de nuestro litoral, más cuando está en juego la seguridad de la población, pero, si la funcionaria va en serio y quiere jugar a la autoridad firme, sería bueno que también se asome a otras realidades menos espaciales y más fétidas… esas que todos olemos, pero pocos denuncian.
Porque una cosa es lanzarle indirectas diplomáticas a Elon Musk desde el boletín, y otra muy distinta es poner los pies sobre la arena que sí pisamos los tamaulipecos, como la de Miramar, que a cada rato se llena de aguas negras, pestilentes y constantes, como si fueran parte del atractivo turístico. Qué decir de la Laguna del Carpintero, ese cuerpo de agua en el corazón de Tampico que pide a gritos atención por las descargas que recibe a diario, sin protocolos espaciales, ni cohetes, ni titulares escandalosos, y bueno, qué me dice de la mayoría de las empresas en el Corredor Industrial, de Altamira, si, las asociadas a la AISTAC.
Si la funcionaria estatal se quiere vender caro con el gobernador, y realmente pretende blindar los ecosistemas costeros, que empiece por poner orden aquí en casa. Que no le tiemble la voz para denunciar también a quienes, por omisión o complicidad, han permitido que nuestras playas y lagunas sean cloacas abiertas.
Y si hay valor para ir contra Musk, que no falte el coraje para caminar por la ribera de la Laguna del Carpintero y comenzar a contar, no los restos de cohetes, sino los metros cúbicos de aguas negras que caen a diario.
Lo verdaderamente peligroso no siempre viene del cielo. A veces brota del subsuelo, de los drenajes colapsados, de las descargas industriales, de la indiferencia institucional. Y eso, secretaria, también hay que denunciarlo. Aunque no tenga nombre rimbombante ni viaje a miles de kilómetros por hora.
En la intimidad… Mientras el cielo de Tamaulipas recibe fragmentos del espacio, en la tierra firme la Universidad Autónoma de Tamaulipas avanza con paso determinado hacia la consolidación académica.
El rector Dámaso Anaya Alvarado anunció la apertura de trece nuevos programas educativos que permitirán aumentar significativamente la matrícula de la UAT a partir de agosto de 2025. Es un paso ambicioso y necesario para un estado que necesita profesionales preparados en áreas emergentes y estratégicas.
De los nuevos programas, ocho corresponden a carreras de reciente creación, entre ellas Ingeniería Biomédica, Ciencia de Datos e Inteligencia Artificial, Autotransporte de Carga y Ciencias Aplicadas al Deporte. Además, cinco licenciaturas tradicionales serán llevadas a sedes donde antes no existían, como Psicología y Derecho, fortaleciendo la cobertura en municipios como Reynosa, Río Bravo, Tampico y Ciudad Victoria. También se suma una Ingeniería en Ciencia de Datos en modalidad 100% en línea, pensada para aquellos que, por razones geográficas o laborales, necesitan flexibilidad.
Esta expansión no es menor: se estima un incremento de hasta 5 mil nuevos estudiantes en la matrícula total de la UAT. La creación de un nuevo módulo en la Preparatoria de Nuevo Laredo y la operación de las Unidades de Transferencia del Conocimiento en Camargo, San Fernando, Jiménez, González y Tula son reflejo de una institución que entiende su compromiso regional. Si hay algo que aplaudir con entusiasmo, es que la educación superior se descentralice y se digitalice con sentido social.
Y hablando de educación y descentralización, vale la pena detenernos en la exposición INSECTUS: Ciencia, Arte y Cultura, instalada en el Jardín de las Artes del Espacio Cultural Metropolitano. Una colaboración entre el Gobierno Municipal de Tampico, que preside Mónica Zacíl Villarreal Anaya, la Fundación Coppel y Clúster Kubál, que ha convertido el METRO en un punto de encuentro para la niñez y juventud.
La muestra del artista Levon Biss, con 37 imágenes de insectos recolectados por Darwin y Wallace, ha sido visitada por casi mil alumnos de más de 29 planteles locales.
Esto también es educación, y de la buena: la que despierta curiosidad, conecta ciencia con arte y siembra preguntas en las nuevas generaciones. Ojalá que la secretaria de SEDUMA se diera una vuelta también por ahí, para ver cómo se construye ciudadanía desde las aulas y no sólo desde las alertas. A final de cuentas, si vamos a mirar hacia el espacio exterior, que sea con los pies bien plantados en el suelo… y en nuestra realidad.
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