TU AMOR ME SALVA

Fecha:

POR CARLOS ACOSTA

1

Tu amor me salva. Aunque ya no estés aquí. Aunque ya no puedas escucharme. Pero tú, que me conoces como nadie, sabes de mi delirio por cotidianidades increíbles.

2

Escucha: Tu amor me salva. El tuyo que, a la orilla de la cama, durante los ataques de disnea, tomó la jeringa en sus manos e inyectó, vía intravenosa, la dosis centellante de adrenalina.

3

Me salva, tu nunca golpearme, cuando golpear niños era lo usual; ni gritar para decirme: tú serás lo que no pude.

4

Tu amor me salvó en la escuela secundaria, atosigado por los grandulones, putos gandallas; me salvó en la prepa y fui feliz; en los años universitarios: caminatas bajo la llovizna, ideas locas, pelos largos. 

5

Tu mirada de alegría cada vez que vine a casa: si volvía de la escuela, de otra ciudad, de otro planeta; cuando, luego de quince días y quince noches, pude volver del infierno.

6

Tú me salvas, madre. Tú me salvas

7

No redacto un panegírico. Escribo dejándome llevar por latidos desordenados, de un corazón proveniente del amor en tus entrañas; en paz contigo, conmigo, con el entorno de ayer, el que ha sido, el que es: un espacio sideral comprimido en una lágrima.

8

No estoy emitiendo un juicio. Con casi nadie lo haría: contigo nunca, nunca. Me salva tu amor, Adelaida, desde el primer llanto un día cinco de mayo, hasta el último de tus momentos, la mañana de aquel quince de diciembre, cuando, diez segundos antes de tu muerte, pude mirarte a los ojos y decir: te quiero tanto; y en la última luz de tu mirada, vislumbrar algo que me querías decir, porque sabías que ahí estábamos tus cuatro hijos, y la voz ya no te llegaba a la garganta.

9

Me salva tu amor, de mis mentiras; de las culpas que pueblan los insomnios; de los días de congoja; los desiertos, estupideces, espinas; de los pecados veniales, los inconfesables.

10

Tu amor me salva, madre, todavía en este tiempo en que el espejo me devuelve tu cara de setenta años. Me salva tu imagen, tu recuerdo, tu risa de amanecer, tu silencio: ese nimbo que ahora puedo sentir aquí, alrededor del escritorio, mientras escribo.

11

Me salva, de lo insalvable que soy en las crisis de pánico. Aunque ya no estés y tú y yo tengamos la certeza de que todavía estás. Aunque no te vea, tú me ves. Lo sé, lo siento y si no, ¿quién daría sentido a estas letras?

13

Tu amor me salva, Adelaida. Aunque ciego el universo me expanda y quiera hacerme explotar. Aunque nadie lo crea. Tu amor madre, tu amor, que se alarga en el relámpago y hace breve tu poema.

13

A veces quiero cortar, dejarlo aquí, pero lo sabes: yo me podría pasar ésta y cinco vidas más, escribiendo de ti, por ti, para ti; lo hago y sigo, y no sé si pueda seguir y sigo. 

14

Tú, amor, haces el milagro.

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