POR:MIGUEL ÁNGEL VILLALOBOS GÓMEZ
¿Alguien podría convidarme una gota de alegría?
Yo tuve un poco de ella,
pero la he perdido.
La busqué en vano alguna vez,
en unos labios perdidos.
La he buscado frente al espejo,
pero en el fondo de mis ojos
solo hay oscuridad.
Alguna vez brotó de mi pecho.
También escudriñe en su aridez,
aunque fuera tan solo una sonrisa
con qué humedecer mis labios
Nada encontré.
Ya fui al supermercado,
aunque con poco dinero,
pero nadie me dijo si podía
comprarla por litros, por kilos, o por rebanadas,
o si estaba envasada o a granel
¿Alguien podría explicarme
cómo es que la alegría se pierde?
¿Será la muerte?
¿Alguna ausencia tal vez?
¿Acaso la distancia?
Algo que no entiendo me consume.
Para esta sed
¿Podría alguien convidarme una gota de alegría?
TARDE
En esta tarde de lluvia
Cuando me ofusca el recuerdo
y la humedad reblandece mis pupilas
te necesito más que a mi intensa soledad.
Me dueles en los ojos, en el pecho
y en esta paz silenciosa que acosa mis días
aún palpita el adiós en mi interior.
Estas tardes lluviosas
cuando me dueles en los ojos
y en las venas de mis sienes,
con esta obsesa sensación de olvido
recorriendo mis pasos olvidados,
me duele más mi amada soledad
en cada palpitar de esta agonía.
Esta tarde en que llueve
todo el dolor en mis ojos
es cuando más ansío, contigo,
explorar la arena nueva
y descubrir los horizontes
más allá de la lluvia y de las olas.