POR MIGUEL ÁNGEL VILLALOBOS GÓMEZ
IMAGINÉ UN POEMA
Imaginé un poema,
no eras tú sobre el aire
de una tarde azorada
ni tu nocturna esencia
escapando del alba.
Imaginé un poema,
no era aquella mañana
en que me obnubilaba
la oscuridad inmensa
de tu blanca mirada.
Imaginé un poema
enmarcando un instante
no era azul, no era el cielo,
no era un claro horizonte,
más bien era un fantasma.
Imaginé un poema,
se fue metiendo en mí,
me dejó sin palabras,
su blancura infinita
se quedó en mi garganta.
Era un silencio oscuro
que una luz anunciaba.
Traía en su diestra, el silencio,
una flamígera daga.
Y me tomó por el pelo,
se me quedó mirando
con mirada asombrada,
sé que algo quería decirme,
pero no me dijo nada.
Imaginé un poema
y no pude escribirlo
y no puedo contarlo
pues perdí las palabras
como cualquier mañana
de domingo
en tu mirada
POEMA NOCTURNO
Se me acorta la noche,
se alargan los minutos
distanciados del alma.
Las luces se encendieron
y mi alma está apagada
y mis luces, los versos,
se fueron por la ventana,
incendiarán las nubes,
encenderán las plazas,
encenderán mis calles
con su tierna mirada.
Se me acorta la noche,
al fulgor de la lluvia
se ahoga mi garganta.
Lluvia y luz se agigantan
y en mi sueño dormido
acarician tu pelo,
tus mejillas, tus labios,
y tu sombra y tus pasos,
tus manos, tu latido,
y en mi pecho arrasado
se desborda el olvido
