POR ALICIA CABALLERO GALINDO
Un poema
La tarde cae
la lluvia se aproxima
el viento estático.
Quiero escribir
un poema de amor
en el ocaso.
Y me detengo
viendo ese vuelo errático
de las palomas.
¡Quiero sus alas!
y escribir en las nubes
ese poema.
Encuentro
Exploré tu cuerpo palmo a palmo
con la añeja memoria
de este amor eterno
que hunde sus raíces,
más allá de los tiempos
y hierve bajo la piel
como magma contenido.
Mis manos avariciosas
fueron tomando de tu piel desnuda
el fuego eterno
encendiendo los sentidos
y hendiendo las profundidades
de mi entraña.
Tu cuerpo tibio enlazado con el mío
con la perfección de dos piezas
una para la otra
interpretaron la danza eterna
mientras dos corazones
latiendo al unísono
viven la perenne sinfonía
en la partitura del amor.
Tal vez fue un instante, o una eternidad.
¿Quién soy?
El sol, araña las tinieblas
para pintar de fuego el horizonte
mientras palidece la menguante luna
que es un tul que se desdibuja
en el manto azul de la mañana.
La vida fluye turgente y veleidosa
fiel a la naturaleza humana
y caminan a nuestro lado
el dolor, gozo, insidia, amor,
nostalgia, abandono y compañía…
cadenas que se rompen
círculos que se cierran
vida y muerte acariciándose
en un círculo sin fin
así es la vida…
En la cumbre de mi ser
donde sólo conviven
mi corazón e intelecto
viendo el mundo fluir
con frecuencia me pregunto
soy rey o vasallo…
soy marioneta o titiritero
soy río o cauce
o mar que recibe
todas las aguas del mundo.
Soy microbio o gigante
Soy… me detengo
soy el justo medio
entre el micro y macro mundo
soy un ser de luz y tinieblas
con el libre albedrío
que El Creador nos regala
para hacer de nuestro camino
un infierno…o la gloria.
Estaba soñando
Me vi las manos con sangre
y mis ojos incrédulos
contemplaron su cuerpo inerte.
Las sienes me latían
golpeando mi conciencia
ella, no se movía
la sangre fluía de su pecho
y se le escapaba la vida
sus ojos lentamente se apagaban
mientras sus labios
dibujaban una pálida sonrisa.
Quise detener con mis manos
ese río de vida
que se escapaba de su cuerpo
pero corría sin detenerse
entre mis dedos.
En ese momento
grité desesperadamente
¡No te vayas! ¡No me dejes!
Desperté
Estaba soñando…
acaricié su rostro mientras dormía
pero me estremecí
al ver en la puerta su equipaje
su abrigo y su cartera…
Fantasía lunar
¡Anda! Toma mi mano
¡Vamos!
La luna llena en el cenit nos espera
ha tendido hacia nosotros su puente de
plata.
Las nubes ya se han ido
y las estrellas temerosas esconden su
esplendor
ante el señorío de Selene.
¡Ven!
Despójate de todo
y caminemos desnudos
sobre los pensamientos vacíos
que queremos olvidar
saltemos sobre la soledad
y cortemos en ese jardín secreto
sonrisas e ilusiones nuevas.
¡Acompáñame!
Juntos buscaremos océanos de luz
para navegar sobre sus aguas
y bañarnos en sus playas
mientras nuestros pies descalzos
exploren la blanca arena
repleta de polvos luminosos
¡No temas! ¡Atrévete!
Nos haremos guirnaldas de suspiros
y collares de besos perdidos
que buscan su destino
y cuando el sol despunte
dormiremos en la hamaca del tiempo
mientras esperamos
la magia de la luna
que cada noche nos espera.
Alarido
Ríos de sangre resbalando por los muros
bañando pesadamente las banquetas
marcas de uñas desgarradas
aferrándose a la vida
mientras lentamente se les escapa
su historia
y caen, ¡caen! Para no moverse jamás
con una interrogante apagada en los ojos.
Los que ven,
indiferentes ¡CALLAN!
Algunos, huyen y CALLAN
con el terror mordiéndoles la entraña
los que pasan, tratan de no ver
los que escuchan desde su cubil
pasar por sus calles, los ríos de muerte,
cierran sus oídos y su entendimiento
y CALLAN también.
Quienes transitan por las calles
son como fantasmas
hablándole de TÚ a la muerte
porque se tropiezan con ella
hasta en el aire.
Las garras de la impotencia
el miedo y la mediocridad
van desgastando las horas,
los días, los años…
¿hasta cuándo?
Noches de insomnio
donde la estática luna
vierte lágrimas de luz y de plata
por esta tierra nuestra
mientras la noche se ilumina
con fogonazos que llevan
dolor y desgracia.
Días donde el sol se opaca
porque la violencia
oscurece hasta los pensamientos.
Gargantas secas de clamar
con gritos silenciosos
Y un dolor sin nombre que todos
comprenden
pero … ¡callan! ¡callan! ¡callan!
Solitarias cruces, salpican cada rincón
por los por los caídos.
que hicieron brotar flores rojas
en campos y ciudades…
¿Este es el mundo que estamos
heredando?