Por Consuelo González del Castillo Escritora
Si observamos con esmero, nos daremos cuenta de que hay muchos aspectos de nuestra vida que nos demandan atención, a veces solemos sobre-reaccionar ante tales circunstancia dándole una exagerada importancia entregando tiempo y esfuerzo a algo que no lo amerita.
Generalmente no estamos conscientes de esa situación pues nos encontramos inmersos en una vorágine de actividades que percibimos como lo más importante de nuestra existencia considerando que eso nos llevará a sentirnos felices.
Un alto en el camino para reflexionar hará que visualicemos cuáles son las cosas valiosas de la vida y no sólo eso, sino que también propiciará que reflexionemos si estamos desarrollando una mentalidad fina para conservarlas o, en su caso, potenciarlas.
Siempre hemos sabido que en todos los tiempos el ser humano ha perseguido con insistencia la felicidad.
Sin embargo, en esta época tan ajetreada y hostil en la que nos ha tocado vivir, difícilmente nos damos cuenta de que la felicidad no es una meta sino que se debe cultivar en el día a día. Para lograr una psicología positiva es recomendable empezar con un cambio de concepto de lo que es “felicidad”.
Elaborar un proyecto de vida, utilizando nuestras experiencias y posibilidades, no importa la edad en la que nos encontremos, nos ayudará a crear “un plan de vuelo”, pues siempre es importante organizar el viaje para alcanzar metas. Nuestro futuro nos está esperando para llegar a él coherentemente y de la mejor manera posible.
Hoy nos absorbe la competencia por ganar el mejor estatus social, el mejor trabajo, el mejor sueldo, la imagen física acorde a los actuales estándares de belleza, objetos materiales y más. No es que no sean valiosos, pero debemos tenerlos presentes en su debida dimensión, dicho en otras palabras, no dejar pasar de largo lo más valioso de la vida como la salud, la familia, amistad, esperanza, amor, propósitos, bienestar, fe, caridad, educación y lo que para mí es muy importante: La espiritualidad para llenar de bondad y belleza el corazón… Eso sería lo más cercano a la plenitud y por ende a sentirnos felices en el día a día
