POR: Carlos acosta
Es media noche y él está de pie
en la banqueta de la farmacia.
Su figura resalta en la penumbra
debido a que no hay más gente en la calle.
Es un hombre delgado
estatura mediana
erguido el cuerpo.
Hay todavía en el ambiente
residuos de bajas temperaturas
propias de un invierno que ya casi termina.
Con movimientos
que en él parecen habituales
busca en las bolsas de la chamarra.
Saca la cajetilla y un encendedor.
Por un buen rato
juguetea con ellos en sus dedos.
Mira al cielo sin luna.
Lleva el cigarrillo a sus labios
se inclina sobre sí
y lo enciende.
La flama del encendedor estalla
en el cuenco de sus manos
como luciérnaga efímera.
Por el bulevar
pasa un auto que da la impresión
de andar perdido.
Mirando al cielo
suelta la primera bocanada
como tratando de que el humo
llegue hasta las nubes
que
dada la oscuridad reinante
son imaginarias.
Da dos
tres pasos.
Parece
que va a entrar a la farmacia o irse
pero no
ni camina ni entra.
¿Qué hace un hombre solo
a media noche
en las inmediaciones del bulevar?
¿Vendría por un medicamento?
¿Buscará algún ansiolítico
y tiene cierto pudor para entrar y comprarlo?
¿Le vino
a estas horas
una exacerbación de su crisis existencial
y eso le obligó a salir de casa?
No vayas
es muy tarde
debió haberle dicho con la voz en un hilo
su mujer
ya ves cómo se ha puesto de violenta la ciudad.
Pero él no escuchó
La ansiedad le rebasa.
Le desborda por los ojos
las orejas
la respiración
Una avasallante ola de inquietud y lumbre
le hizo salir de la cama
Salir a la calle
Salirse de si
Le da otras dos fumadas al cigarro.
Cada vez que lo hace mira al cielo
exhala el humo hacia arriba
Ve con cuidado
insistiría su mujer
Pierde cuidado
caminaré un poco
necesito sentir el aire frio en la cara
los últimos días del invierno.
Pero
¿a estas horas?
Para las necesidades del espíritu
no hay horarios mujer.
Despreocúpate.
Termina su cigarro.
Lo tira al piso
lo apaga con el zapato.
Por fin se decide.
A paso lento se va por el bulevar.
Su figura se pierde
un poco en lo oscuro
y otro tanto en lo lejos
a donde
le llevan
sus
p
a
s
o
s
*
Lo inexplicable me maravilla:
Dios
El amor
Los poemas
Me atraen como imanes
ex profeso
para el candor
de mis huesos
Quizás porque yo
a mi vez
como todo ser humano
que se precie de serlo
no me encuentro
no tengo
explicación
DIAGNÓSTICO
¿Edad?
Sixty nine
Ok
Vea:
Cifras de triglicéridos: normales
Tensión arterial: 130 / 80
Niveles de colesterol: aceptables
Glucosa Urea Creatinina: parámetros basales
Electroencefalograma: descargas asincrónicas aisladas
Electrocardiograma: sin trazos anormales
Saturación O2: 97 por ciento
Tiroides: bien
Presión ocular: 12 / 12
Puedo decir que usted
es un hombre químicamente puro
Vaya con sosiego
Haga las paces con sus Insomnios
Cita en dos años
*
Hola Banksy
He aquí una Incitación:
Ven a grafitear la niñez de Gerardo
la de El Cali
La Quina
Deja en las paredes de aquellas infancias
lo deplorable de los vecindarios de madera
los cuartos con piso de tierra
calles sin luz eléctrica
casas que
ante cualquier mínima lluvia
se inundaban
Te invito
Te incito Banksy
Grafitea los doce años de El Pay
los trece míos
que nunca nos dolieron
los zapatos azules que no pudimos tener
los cajones de bolear
las cajetillas de chicles
algo
de lo que aportábamos
a la magra economía familiar
No solo Palestina
El Bronx
Bristol
son parte del mundo
También están los barrios bajos
de ciudad Victoria
en los años sesenta
del siglo veinte
acá en Tamaulipas
el estado mexicano de paredes derruidas
Claro
Nosotros nunca fuimos
ni entonces
ni ahora
lo célebres que son tus grafitis
¿Acaso vendrías?
*
Por primera vez (en mi vida)
alguien
en el transporte público (por mi edad)
me dio su asiento
Era un muchacho como de veinte años
muy parecido al que un día yo fui
que cedía el lugar
a un hombre de sesenta y pocos
más o menos como él
pero con medio siglo de más
Aquí
-en esta escena de vida quiero decir-
el espejo funcionó a la inversa:
el joven se vio viejo
y se condolió de sí
el viejo se encontró niño
y a traspiés
se sentó
*
Todos los días
entre cinco y seis de la mañana
abro los ojos
respiro a fondo
miro al cielo en la ventana
Es un hábito
sagrado
sólo para asegurarme
que todavía
sigo vivo
*
¿Qué horas son a esta hora
cuando los relojes no saben
de los números que señalan?
El de mi mujer marca un horario
el mío otro diferente
el de la televisión uno más
Por la calle
la gente mira sus teléfonos celulares
para estar seguros de la hora en que viven
Luego
alzan la vista hacia el reloj de catedral
al de la presidencia
preguntan a los transeúntes
a los niños
a los pájaros
Corroboran la altitud del sol
el rumbo del viento
la velocidad de las nubes
¿Qué hora es la que vivimos?
¿Han enloquecido los relojes?
¿Cada uno viviremos en la hora que se nos antoje?
¿Por fin seremos libres?
Es natural no saber
la hora en que moriremos
Pero este día
se ha pasado de la raya:
no sabemos la hora en que vivimos
REDES
La madre
de un niño de casi tres años
sube un post
en el que dice:
Hoy
Rodrigo me dijo por primera vez
te amo
Recuérdamelo por favor
cada año