jueves, abril 10, 2025

Editorial

Dialogo por la educación en Tamaulipas

Los tiempos de antes, cuando el poder sindical se encontraba en un solo puño y las conquistas gremiales se lograban mediante la fuerza y el sometimiento, parecen haber quedado atrás. En aquellas épocas, bastaba levantar el pulgar para obtener victorias que, lejos de beneficiar a la base trabajadora, solo fortalecían el liderazgo de unos pocos, perpetuando un cacicazgo que aplastaba la voz del pueblo. 

Muchas regiones de Tamaulipas, incluyendo al magisterio, padecieron las consecuencias de este modelo autoritario, donde el bienestar colectivo pasaba a segundo plano frente a los intereses personales de una élite sindical.

Hoy, con el liderazgo de Arnulfo Rodríguez Treviño, secretario general de la sección 30 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, se intentó revivir esa vieja práctica con la convocatoria a una nueva movilización que paralizaría el sistema educativo estatal. Sin embargo, en lugar de encontrar la confrontación, Rodríguez Treviño se topó con una postura diferente por parte del gobierno de Tamaulipas, representado por el gobernador Américo Villarreal Anaya.

El mandatario estatal, lejos de seguir el camino de la confrontación, extendió una mano abierta al diálogo, promoviendo la conciliación en lugar del enfrentamiento. En un contexto donde las tensiones sindicales eran históricamente resueltas a través de la imposición y la división, la disposición del gobernador a negociar demuestra una visión más madura y constructiva para resolver las diferencias. El objetivo de este nuevo enfoque es claro: fortalecer el sistema educativo en Tamaulipas, lo que solo puede lograrse a través de acuerdos y colaboración, no de luchas fratricidas.

Hoy más que nunca, en una sociedad que demanda soluciones y avances reales, es crucial que los egos queden atrás y que prevalezcan los acuerdos y el entendimiento mutuo. La educación, motor esencial para el desarrollo de cualquier sociedad, no puede seguir siendo un campo de batalla donde los intereses personales o gremiales primen sobre el bienestar común.

 El modelo actual de diálogo abierto, encabezado por el gobernador y respaldado por actores sindicales que estén dispuestos a poner a la educación por encima de todo, es el camino hacia el futuro. Urge que este tipo de actitudes se conviertan en la norma y no en la excepción.

 

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