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jueves, marzo 28, 2024

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Cabeza de Vaca virtual psicópata

Por: Héctor Garcés

Su más reciente video lo delata: Francisco García Cabeza de Vaca es un personaje que necesita, de manera imperiosa, casi enfermiza, poder y control.

El exgobernador tamaulipeco también es un manipulador.

Desea dominar y controlar todo y a todos, hasta en el detalle más insignificante.

Para lograrlo, para alcanzar o mantener poder, miente con suma frecuencia. Es un mentiroso consumado.

A pesar de sus grotescas mentiras y de sus intentos por manipular a quienes militan en su partido venido a menos, no siente remordimiento alguno.

Si alguien se rebela a sus designios y caprichos, es agresivo y hasta violento.

Los antecedentes a lo largo de su sexenio lo describen a la perfección, mandó encarcelar a varios que lo desobedecieron y osaron enfrentarlo.

Origen es destino: es muy probable que haya sido pendenciero y rijoso en su infancia.

Lo dicen los estudios de psicología: los pendencieros en la niñez tienen mayor probabilidad de convertirse en delincuentes juveniles y de cometer delitos en la edad adulta.

Además, Cabeza de Vaca tiene otras dos características que lo reflejan ante el espejo de la historia reciente: es soberbio y egocentrista. Se siente superior a los demás y quiere ser el centro de atención.

Uno de sus típicos patrones de conducta es reaccionar con exageración, de una forma emocionalmente desproporcionada. Al ser incapaz de escuchar y asumir con empatía la opinión de otro, es impulsivo.

Por ejemplo, eran ‘famosos’ sus gritos de enojo en las reuniones de trabajo con su gabinete. Es decir, sufre de inestabilidad emocional.

Los psicólogos lo llaman alteración o trastorno de personalidad.

Son las características de una psicopatía.

En otras palabras, Francisco García Cabeza de Vaca es un virtual psicópata, un tipo que a toda costa quiere poder para controlar a los demás y beneficiarse a manos llenas… tal como sucedió en su sexenio.

Ahora, en una proyección de su inestabilidad emocional, de algo que puede ser calificado como una locura, quiere ser candidato a la presidencia de la república.

Esa es otra característica de quienes padecen un severo trastorno de personalidad: niegan la realidad. Con frecuencia, construyen una realidad alterna, viven en un mundo que no es el verdadero.

Eso es lo que pasa con Cabeza de Vaca: es ridículo y absurdo su proyecto presidencial. Carece de sustento. Es un sueño guajiro que se puede convertir en pesadilla.

Es más fácil que pise la cárcel que la oficina principal de Palacio Nacional. 

Antes de ser un ‘aspiracionista’ (sic) en la ruta de su partido hacia el 2024, Cabeza de Vaca debería preocuparse porque, tarde o temprano, lo llamarán a rendir cuentas.

 

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