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sábado, mayo 18, 2024

¡Te amo…lo siento, gracias por ser mi hijo!

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Consuelo González del Castillo  

 Escritora.

 

Hace unos días me disponía a limpiar la recámara donde dormía mi hijo Humberto cuando era pequeño. Cuando tomé una vieja figura llena de marcas de batalla me transporté a su infancia.          

Hace más de treinta años, a principios de los noventa, llegó a habitar a nuestra casa alguien que sería para él su compañero de cuarto, de sueños y de juegos hasta convertirse en su amigo inseparable.

Recuerdo que a los Reyes Magos se les hizo difícil conseguirlo, pues estaba agotado. En la búsqueda, alguien les informó en qué tienda todavía había algunos. Ya con él en su poder, se dieron cuenta de que era nada menos que Donny, así le decían de cariño sus otros tres hermanos porque su nombre completo era Donatello, el “cerebro” de un grupo de cuatro reptiles mutantes: “Las Tortugas Ninja”.

Quien haya fabricado este muñeco de 50 centímetros, jamás imaginó el alcance que iba a tener en el alma de un niño de escasos cinco años, pues teniéndolo abrazado “no había nada malo que le pudiera pasar, ni monstruo alguno que osara acercarse a su cama o a donde él estuviera”. 

Donatello nos acompañó muchas veces en nuestros viajes, conoció la playa, el campo, el bosque…y la ciudad de México. Justo de regreso de un viaje a la capital, tuvimos un fuerte accidente, chocamos con un caballo. En los minutos siguientes, Humberto buscaba desesperado a su amada tortuga, fue su padre quien la encontró encima del caballo destripado, nunca supimos cómo llegó ahí. Agradecimos al cielo que haya sido Donny el que terminara fuera del auto y no cualquiera de nosotros. 

En otra ocasión estaban de visita en nuestra casa tres niños que se  disputaban al peluche, lo jalaron tan fuerte que cada quien se quedó con una parte del amado reptil. La tristeza de mi hijo parecía no tener fin. En esa ocasión me convertí en la primera mujer cirujano plástico de tortugas ninja. Confieso que nunca le desaparecieron las heridas de esa batalla campal.

Donny, con su antifaz morado, y su arma de defensa japonesa en forma de vara, es especialista en facilitarles la vida diaria a sus tres hermanos ninja.  

Cosa que replicó con mi hijo, la prueba irrefutable está en que después de tantos años, Donatello, aún “luce las cicatrices de guerra” que le quedaron por haber defendido a Humberto, del miedo, de la incertidumbre y de la inseguridad que la mayoría de los niños tienen antes de ir a la cama o en diferentes momentos de sus vidas.

La compañía de Donatello y otros personajes del mundo infantil, ayudan mucho en la estabilidad emocional de los niños. Sin embargo, no debemos perder de vista que somos los padres los que les tenemos que decir todas las noches: “te amo”, y si es necesario, repetir: “lo siento”. Solo nosotros los podemos hacer sentir amados, valorados y aceptados, nadie más los puede besar y abrazar con tanto amor. 

Es importante que ellos sepan y sobre todo sientan lo felices que nos hacen con su existencia y que ahí estaremos siempre que nos necesiten. De esta manera iremos poniendo los medios para que al llegar a la adolescencia y juventud sigan siendo nuestros.   

 

 

 

 

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