Luci
Luci era una niña dulce y adorable, le encantaba jugar en el patio con sus muñecas, como todo niño inocente e inconsciente jugueteaba por toda la casa. Antes de dormir tenía que tomar una pastilla que la madre siempre le tenía preparada. Un día Luci cayó en un sueño profundo del cual no pudo despertar jamás.
Mi familia y yo habíamos decidido mudarnos, ya que en la casa en la que estábamos anteriormente quedaba muy lejos de la de mi abuela; mientras encontrábamos casa propia decidimos rentar una que se encontraba a unas cuantas casas de mi abuela. Pasaron dos semanas desde que nos habíamos mudado, cuando listo para dormir, entré a mi habitación me acosté en mi litera, y de un momento a otro mi cuerpo empezó helarse, no comprendía si estábamos 36 grados de temperatura; sentía que me observaban, tenía un miedo que paralizaba cada parte de mi cuerpo. Nunca olvidaré aquella espeluznante cara que apareció en la ventana de mi habitación.
Después de esa noche tan horrible que pasé, no pude estará gusto en esa casa, ya no la sentía mi hogar. Le conté a mi madre lo sucedido; resultó que en aquella casa, en mi cuarto hacía 4 años había ocurrido la muerte de una niñita, por las pastillas que le daba su madre.
Contada por: Joshua Cerón
La mujer de blanco
Crecí escuchando a mi abuelo hablar sobre una mujer de vestido blanco; su cabello largo a la altura de su cadera, lo raro era que nunca pudo ver su rostro mucho menos los pies.
—Como si ella estuviese flotando, no se apreciaba el movimiento que cualquier persona hace al caminar. — Mencionó mi abuelo.
Siempre creí que lo decía de broma, para asustarnos, aclaro (nunca me asusté), pero tiempo después mi hermano (el menor) me comentaba que miraba a una mujer con las mismas características. Una mujer de vestido blanco, cabello negro y largo, a quien nunca le miró el rostro; solía aparecérsele cuando iba hacia la tienda, antes de cruzar la esquina ella ya estaba ahí caminando frente a él, pero al llegar a la esquina ella desaparecía como si fuese producto de su imaginación.
Pensé que solo quería asustarme, las palabras de mi abuelo se vinieron a mi cabeza, mi piel estaba chinita mientras sentía un escalofrío.
Un jueves 9 de febrero del 2017 mi abuelo falleció dejando un gran dolor en la familia, ese mismo día de su muerte lo velamos en una funeraria; mis tíos estaban tomando y escuchando música, tal como mi abuelo pidió que fuera el día que él ya no estuviese más con vida.
Un par de meses después mis tíos y mi hermano (el mayor) relatan algo que les había sucedido en el funeral del abuelo: en el terreno de al lado, lleno de monte y neblina, una mujer de blanco pasaba —no parecía caminar, parecía ir flotando— (aclararon), quedaron paralizados porque no solo era uno quien la estaba mirando eran mis tres tíos y mi hermano. ¿Será coincidencia? ¿Acaso era la misma mujer de la que mi abuelo una vez me habló?
Hasta el día de hoy algunas tías mencionan verla por las madrugadas; no la escuchan, solo sienten su presencia y la necesidad de voltear a verla.
Contada por: Diana Zárate
La niña atropellada
Mi abuelita me contó que hace mucho tiempo cuando ella estaba chiquita vivía con sus padres en la casa de enfrente a donde nosotros vivimos ahora. Iban a hacer una fiesta porque una sobrina cumplía años. Andaban apurados para tener limpio el lugar. Le pidieron al papá de mi abuelo que fuera a comprar algunas cosas, el enciende el carro y le da para atrás sin fijarse que había una sobrina de él en la parte de atrás, y la atropelló.
La niña perdió la vida, vino la policía y el papá de mi abuelo fue a la cárcel, la fiesta se canceló y enterraron a la pobre niña. A la noche siguiente se escuchaba un llanto de sufrimiento y se escuchaban risas o a veces la niña se aparecía.
He visto a la niña. Al principio mi mamá decía que era mi amiga imaginaria y después cuando crecí supe la triste historia.
Contada por: Sara García Jiménez
La curva
En el kilómetro 82 de la carretera que corre de Matamoros a Valle Hermoso, hay una curva donde se han accidentado una gran variedad de autos; por tanto, ha habido gran cantidad de muertes, incluso hay variedad de cruces de cemento en la orilla de la carretera.
Se dice que hay algo aún más peligroso que la curva misma y es una joven muerta que se sube a tu automóvil en movimiento.
Algunos señalan que es la misma aparición la que provoca dichos accidentes por el pánico que causa, otros dicen que esta joven murió en unos de estos accidentes.
No se sabe si este hecho sobrenatural es verídico, pero es muy conocido entre la sociedad.
Contada por: José Armando Herrera Guzmán
Los ahorcados de Lucio Blanco
En el ejido Las Rusias donde vivo se cuenta que se pueden ver a unas personas ahorcadas en los árboles por el rumbo hacia el laguito, casi a la salida de nuestro ejido. Se cuenta que la mayoría de las veces que los ven son altas horas de la noche y se sienten vigilados y que hablan cerca de ellos por lo que se evita manejar por las noches para evitar cualquier tipo de encuentros en las brechas.
Se dice que Las Rusias fue un campamento militar de Lucio Blanco en la revolución mexicana y por lo que se mandaban a ahorcar a los que no querían revelar posiciones enemigas; eso se cuenta y por eso muchos evitan viajar de noche por esos rumbos en los que no vive nadie.
Contada por: Juan Martín Castillo Hernández
La chica de la carretera
La leyenda familiar cuenta que hace tiempo, aquí en Matamoros Tamaulipas, mi abuelo Jesús se dedicaba a cortar leña a los alrededores de la ciudad; tenía un camión grande donde se recolectaba la leña que había cortado junto con sus compañeros.
Un día después de que ya había terminado de realizar su trabajo, tenía que regresarse por la carretera para llegar a su casa; cada día realizaba el mismo recorrido, hasta que se encontró a una mujer pidiendo ayuda en la carretera. Mi abuelo aceptó ayudarla y la subió al camión. La mujer estaba lastimada, tenía sangre y pedía ayuda. Repetía una y otra vez lo mismo que si le podía ayudar; hasta que de repente dejó de hablar, y cuando mi abuelo volteó para ver si estaba bien, la mujer había desaparecido.
Mi abuelo se había asustado mucho y trató de llegar lo más rápido a su casa.
Desde entonces mi abuelo trata de no pasar por esa carretera; y en dado caso de llegar a pasar lo hace de día. Desde entonces ya no volvió ayudar a alguien en la carretera.
Contada por: Juan Luis Cuadros Rodríguez
Chaneques
Mi papá creció en San Luis Potosí, en Río Verde, en un ranchito que se llamaba El Jabalí; muy cerca de ahí había un pueblo al que le decían “El pueblo de las brujas” porque en él se veían avistamientos paranormales por las noches.
Mi padre las veía por las noches, mientras jugaba. También me contó que como ellos no tenían un baño normal como los de la ciudad, sino baño de pozo, cuando quería orinar pues salían de su casa.
Me dijo que siempre, al salir por la noche, veía sombras como de pequeños hombrecillos que les llaman “chaneques”. Me contó que esas sombras lo llamaban y le decían su nombre y que querían jugar con él; sin embargo, él se lo contó todo a su abuelito y a mi difunta abuela, y le dijeron que
jamás se fuera con ellos a jugar; porque si se iba con ellos o jugaba con ellos lo llevarían a un lugar donde jamás volvería.
Contada por: Jesús A. De la Cruz Vázquez
Todas las historias fueron contadas por estudiantes de mantenimiento Industrial de la Universidad Tecnológica de Matamoros.