¡¡MUGRERO!!
(Botanas con sellos)
Por Pepe Izaguirre
“¡Chivelio, Chivelio!, acércate, (yo tenía alrededor de nueve años y pasaba todos los días enfrene de la Cantina “La Bohemia”, ubicada por la carretera a Tanchipa, en la parte trasera de la Iglesia) y Don Pancho Silva, amigo de mi papá, me llamaba (Chivelio es un modismo para llamar a quien se llama Silverio, como mi abuelo paterno) para regalarme una bolsita de papel llena de cacahuates”: ESTA ES UNA ANÉCDOTA QUE SE REPETIA CON MUCHA FRECUENCIA
En las tardes, bolsita en mano, me iba al campo de fut-bol, mismo que estaba enfrente de la Bohemia, pero había que cruzar el canal y antes de ponerme a patear, en el puestecito de Don Lino, me compraba una Coca-Cola Chica (nada más de esas había hace más de 65 años, 20 centavos costaba), le tomaba una tercera parte y me ponía a pelar los cacahuates que me había regalado Don Pancho. Los descascaraba todos y con ellos llegaba hasta el cuello de la botellita, helada, por supuesto. Los dejaba reposar un ratito y después de trago por trago y de uno por uno consumía la Coca-Cola y los cacahuates. ¡Mmmmmmmm!, que bárbaro, no hay mejor botana que la que les describo.
Aún no sabía que en mi futuro dirigiría embotelladora de Coca-Cola y por supuesto todavía no sabía que un día tendría un nieto como Emiliano, el cual, pequeñito (tres años cuando mucho) me hacía que lo llevara al OXXO y me pedía una Coca-Cola Chica con Sabritas. Comía una Sabritas y tomaba un trago, lo saboreaba largamente y exclamaba ¡Mmmmmm, amo la Coca-Cola! ¡Era un presagio!
¡CACAHUATES CON COCA-COLA! No hay mejor botana. ¡MUGRERO! Le llaman las mamás.
Un abrazo para mis amigos en FACE, ECO Y 12 HORAS