POR LARISSA CALDERÓN
*
¿Cómo le digo a Saúl?
De vez en cuando me dedica una mirada
que cruza discreta el salón
cuando volteo para atrás la tomo mía.
En clase de música
juguetea con mi cola de caballo
cosquillitas en la nuca me hacen sonreír.
Y pensar en que no quiero la vacación.
Me gusta la forma de ser de Saúl
amable con todos los compañeros
me presta colores gastados
me parecen más vivos su rojo y naranja
y más suaves el rosa y azul.
Platica cosas alegres
A su mamá le dicen “la Güera”
yo quisiera ser tan guapa
y con el pelo dorado como ella.
Saúl se ha vuelto veloz manejando bicicleta
le gusta el viento que lo aleja del calor
y las cosas que no entiende.
Estamos en el mismo equipo
¿Cómo le digo que me gusta?
Casi nos vamos a la secundaría
“¿y si no lo vuelvo a ver?”
alcancé a decirle antes de marcharme:
−Me caes muy bien−, sonrió.
Saúl no vino a la escuela
la maestra dijo que tuvo un accidente.
A mí me duele escucharlos.
El coma es un momento
donde el tiempo es imposible.
En el patio los niños comentan:
“La Güera lo incendió junto a su hermanita”.
Chocolates y gelatina
Si viviera en el Centro y no en las Colinas
rodeada de plazas rosas de cantera
jardines que descansan bajo la sombra
de edificios coloniales y sueños mejores.
La clase media es tan opresiva
y hace sufrir a mis hijas
Las llevo a la panadería
comen chocolates y gelatina
Me miran ríen
veo un agujero en sus ojos.
El insomnio se llama Medea
y aprendo a encantar serpientes
mi calma idílica es dormir abrazadas
hot cakes al despertar.
Solo caramelos ofrece el mundo a la inocencia
Entregarlas como esclavas
con sus dulces intenciones
Saciar su hambre predadora.
Son tan lindas
melenas sueltas
cabecitas de cristal
para mirar al interior
ese instante que se alarga
sin dolor.
Juego con las niñas y el martillo
luego la soga
Donde escapa la ternura
El puerto asoma por las ventanas del departamento
Ella toma al primero por los pies y lo azota contra el piso
pedacitos de cráneo se incrustan en la materia blanda
y en aquel probable horizonte
El segundo tiene la misma suerte
la sangre de los hermanos unida en la duela
entre sus ranuras
Y ya en silencio piensa mejor
puede oírse
sin el lloriquear de los niños
sus tres y dos años
han sido suficientes
y no hay que dejar los rastros.
El puerto en esa calma.
Después de un mes el olvido insoportable
se fracturó
y otra semana la espera
para que alguien reclame en la morgue
los cuerpecitos en partes.
El viento no recuerda sus nombres
ni las noches de horror y tormentas eléctricas
Sin importarle a nadie
sus huellas en este mundo
quedaron sembradas en dos macetas
donde los enterró mamá
aquella mañana de astillas.
Lo difícil de ser bebés
sin poder conquistar
el corazón imposible de una mujer
que se busca en otra parte
Ahí
donde escapa la ternura.
Que nadie hable de ti
Eras una morrita cualquiera
de piel blanca y pintado el cabello
del negro vuelto azul con el sol iluminando
la salida de la secundaria que no terminaste
Hablabas a gritos y todos volteaban a ver
el tono ronco las carcajadas que te mostraba interesante
Que si la migraña Que si la epilepsia
todo por hacer tu gana canija y altanera
Me matabas de la risa
cuidando que no se acercaran los babosos de tu edad.
Cuando supiste el embarazo miraste preocupada
¿Qué vamos a hacer? Casarnos
Pero soy una niña
Serás mi niña
Y yo era tu pendejo
el que del otro lado regresó con una troca
a la que subías con tu falda cuadras adelante.
Te gustaba el jale
Yo empecé a trabajar en las minas.
caías preñada a cada rato
adoraba tu panza tus piernas
tus chichis desbordadas.
y tus dramas de jaquecas y los ataques
Te pedí que dejaras el desmadre por los niños
por el grande que lo entendía todo
Por eso se gastaba el dinero
Entre recetas y lo necesario para escapar de la vida
como la niña que no dejabas de ser.
Seré el único recordándote
Nadie va a hablar de ti
te borrarás de la memoria
del mundo solo yo te sabré
serás notas cortas que se repiten por mil lados
Soy el hombre
puedo tener los hijos que quiera
pero viviré recordando a esos cuatro que borraste
a tiros
y si no te hubieras
dado uno también
yo lo hubiera hecho.
La vida del hombre
Marta lo ve marcharse
los pasos del hombre sin nada
la libertad al dejar todo
dos pisos de casa,
ventanas que no volverán a ser abiertas
la camioneta familiar
las cuentas que seguirán llegando
Se queda ese pedazo de sueldo
para pagarse la vida y en los ojos intranquilos de los niños
el jardín dependerá del temporal
el perro confinado a la angustia.
Marta odia la cordura de aquel hombre
y la fragilidad la hizo quedarse con las manos vacías
Ahora se instala como Hera
dueña absoluta de un reino para su tristeza
La tranquilidad tiene precio
para vivir hay que morir.
Marta no puede
con la felicidad del hombre que la aprisiona
le pide más dinero y él deposita
le niega a los niños y él los besa entre las rejas del colegio
le grita sobre su amante y él compra plantas para un nuevo jardín.
Marta necesita los medicamentos
para las noches de soledad para las tardes de furia
para las mañanas dispuesta a matar.
Marta ama las lágrimas del hombre
cálidas gotas cayendo en ataúdes blancos
¿cómo culpar a la mujer que han vuelto loca?
los celos, la infidelidad, el abandono,
por la vida del hombre.
Retrato hablado
Tu cadáver me llamó esa mañana de escombros
una niña sin nombre
nada te cubría sólo calcetines y golpes
Prometí al cuerpecito quieto, destrozado
no bautizar la muerte sino llamarle por su vida
Publicamos a lápiz un pequeño rostro
y el color de tus calcetas
El retrato hablando de ésa que fuiste
estuvo en todas partes
Niña entre 3 y 5 años
Delgada Cabello corto castaño oscuro
Ojos cafés
Haberte conocido para mí fue como parir
una hija muerta.
El retrato nos trajo tu identidad suspendida
tu asesina y su cómplice.
Soy más tu madre
que aquella quien te dio
la vida, el nombre y la muerte.
Encontré
el dolor incrustado en tu nombre
debajo de cada letra
entre la G y la E
a veces se concentran dos silabas
luego se extiende a tres.
Me gusta decir decirlo
lo repito frente al espejo
y la pantalla de la computadora
lo pronuncio en el silencio
entre la gente
y en las entrevistas
mi trabajo es el morbo.
Te prometí encontrarlo
y ahora no me canso de decirlo.
Guadalupe
Lupe
Lupita
Larissa Calderón Carrillo (CDMX, 1978). Licenciada en Letras Modernas por la Universidad Autónoma de Querétaro. Radicada en Matamoros desde 2018.