OTRO caso más de corrupción en las altas esferas de la política mexicana (no importa en que sexenio leas esto).
Ayer el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, confirmó que la actual Secretaria de Educación Pública, Delfina Gómez, cuando hace unos años era presidenta municipal de Texcoco, descontaba dinero a sus trabajadores para financiar a Morena y López Obrador.
Si el Presidente sabía de esto y aún así la nombró Secretaria de Estado, debería ser un escándalo. Si aún después de esta conformación de corrupción permanece en su cargo, hemos caído simple y llanamente en un absurdo. El Presidente y sus amigos robando descaradamente sin consecuencias.
Pero como ya se ha escrito por aquí, mientras la figura Presidencial de manera directa no se vea inmiscuido en uno de estos casos (tipo la Casa Blanca de EPN), su popularidad seguirá elevada y por ende, la ciudadanía dispuesta a «perdonar» todo.
«Podría disparar a gente en la Quinta Avenida y no perder votos», aseguró alguna vez Trump.
Pues aquí López Obrador y compañía pueden robar del dinero público, violar la ley y tampoco perder votos.
Irreal.
