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viernes, julio 26, 2024

TEMPLANZA Y AGRADECIMIENTO  

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Por María Consuelo González del Castillo

Hay ocasiones en que te encuentras frente a una hoja en blanco con el deseo inmenso de escribir algo, pero te das cuenta de que decidir el tema se torna complicado y, no sólo eso, también se dificulta encontrar el mensaje que quieres transmitir a quien lo lea.

Hoy es un día de esos, estoy aquí pensando qué les podría decir después de haber vivido esta vorágine de fiestas decembrinas donde es  una constante la vivencia de fuertes sentimientos que muchas veces son agotadores.

Por ejemplo, para muchas personas la algarabía de las posadas y los festejos navideños contrastan con la tristeza de la silla vacía o los enfermos sin esperanza, incluso las moradas sin techo o las mesas sin alimento.

Sé que las fechas que acabamos de pasar son ideales para potenciar valores como la generosidad, el amor, la amistad. 

Sin embargo, también nos llevan a vivir en lo superfluo… nimio. Nos hace caer en los excesos sin voltear a ver a los niños que tenemos cerca y no nos permite darnos cuenta del mal ejemplo de referentes que les estamos dando, no sólo nosotros sino también todas las imágenes que les llegan del exterior.

Hace días leí una reflexión que publicó una madre en un grupo de facebook, me pareció atinado su comentario y sugerente para la reflexión, lo transcribo tal y como lo mandó: “Hola mamás, mi hijita de nueve años es un amor; sin embargo, en esta temporada de fiestas sólo le importan los regalos y si Santa o los Reyes no cubren su gran lista, ese día se convierte en el peor de su vida. Me gustaría inculcarle agradecimiento para que logre ver lo afortunada que es. Busco opciones para hacer labor social, comedores, casas hogar o asilos para llevarla a ayudar y estar en contacto con gente que nos necesita y así hacerle ver lo que en realidad importa”.

Hubo mamás que no sólo le mandaron sugerencias, sino también se unieron  a la idea para hacer ellas lo mismo.

Creo que además de eso, que es muy importante, la templanza, el agradecimiento y el valorar las cosas, se fomentan y se viven en el día a día: dar las gracias a la hora de la comida, reconocer lo bueno que es tener agua calientita para bañarse, el esfuerzo de sus papás por darles lo necesario, el gozar de buena salud, en fin, son pequeñas actos que nos pueden llevar a una buena formación de los hijos. 

Queridos lectores, deseo que esta reflexión sirva para aplicarlo no sólo en nuestros pequeños, sino también en nosotros mismos.

¡Hasta la próxima! 

 

     

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