Por:Florian López
Que fortuna saberlo precisamente el día de hoy, mis trabajos pintados en Matamoros y criticados hasta la saciedad hace 18 años, han sido un parteaguas en la vida de una mujer, que después de mirar mis cuadros tuvo el valor de tomar una alternativa. Enamorarse de nuevo, formar una familia, e impartir sus clases de preescolar, recordar su texto escrito en el diario de visitas de mi exposición «Testimonio de la frontera» en El Mante y leer su mensaje de que es muy feliz.
Confirmo ahora que no solo se trata de pintar cuadros bonitos, sino de darle voz a quienes no la tienen. Realmente me ha emocionado hasta las lágrimas esa forma de sensibilizar al espectador, haciendo lo que no se vende, sino lo que nos manda esa voz interior que rige el destino y el tiempo del artista.