¿Qué es la dictadura perfecta?
Así se refirió un premio nobel a México por su sistema político durante la segunda mitad del siglo pasado.
México simulaba ser un país democrático, cuando en realidad, en práctica, todos los organismos, dependencias y otros poderes de la Unión estaban subordinados al Presidente.
Era la dictadura perfecta, todos creían vivir en una democracia cuando en realidad gobernaba un solo hombre a capricho.
Durante las primeras décadas de este milenio no sólo llegó el rompimiento del partido hegemónico (PRI), millones de ciudadanos nos dedicamos a construir instituciones autónomas que no permitieran jamás regresar a un modelo de democracia simulada.
Hoy, el Presidente y los senadores de Morena dan marcha atrás a los construido durante décadas por ciudadanos que lo único que buscan es un país más justo y democrático.
Del Presidente ya no es sorpresa que todos los días descalifique instituciones como el Inai o el INE, lo que en verdad sorprende son los senadora.
En un acto que no veíamos desde la época del «viejo PRI», todos los senadores de Morena le declararon su lealtad incondicional a López a Obrador.
Es más, en su comunicado, aseguran que todo quien se oponga o critique al Presidente es un enemigo, un traidor a México, porque para ellos, de manera textual, Obrador encarna a la Nación, a la patria y al pueblo.
Montesquieu se está revolcando en su tumba al ver como México una y otra vez es gobernado por déspotas que millones aplauden.
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