Por: Consuelo González del Castillo
Estamos próximos a celebrar el día de los enamorados, así es que me parece oportuno recordar una película que, si bien ahora, puede parecer empalagosa, no lo fue en el contexto histórico en el que se estrenó.
Se trata de “LOVE STORY”, protagonizada por Ryan O´Neal (Oliver) y Ali MacGraw (Jenny), este film provocó una conmoción mundial. Fue estrenada en Nueva York en diciembre de 1970.
En esa época, la economía de la productora de cine que la ejecutó, Paramount Pictures, no estaba en su mejor momento, así es que su filmación sería de bajo costo. Vale la pena intentarlo, si nadie compra una entrada, no se va a perder mucho, pensaban sus realizadores, pues, era una historia trillada como muchas otras llevadas a la pantalla grande: un amor que termina porque la muerte los separó. Jamás imaginaron el revuelo que ocasionaría.
Se trata de la vida de dos jóvenes enamorados que se conocen en una biblioteca debido a que ambos están estudiando. Ella, es una chica madura y responsable. Él, un joven sano y deportista, menos sensato que ella. Su amor está por encima de todo. Sienten una pasión irresistible el uno por el otro. Darían la vida por su relación si hiciera falta, pero no pueden evitar que este amor se torne en tragedia cuando se enteran de que ella tiene una enfermedad terminal.
A mí, ahora me queda claro que “Love Story” se convirtió en un éxito internacional debido a que supieron reflejar la necesidad espiritual de la época al combinar el romanticismo y las relaciones familiares en un momento en el que se vivían protestas juveniles en todo el mundo.
“Estábamos completamente atónitos por la recepción que tuvo, que fue inmediata”, dijo McGraw en diciembre de 2020 en el festejo de los cincuenta años de la película.
Fue uno de los dramas románticos más famosos de todos los tiempos, escrito hábilmente por Arthur Hiller. La forma de contar el proceso del enamoramiento atrapa con facilidad, así como el trágico desenlace. La magistral interpretación de los protagonistas influyó para sus siete nominaciones al Oscar. Sólo ganó el de la música original, compuesta por Francis Lai; también obtuvo seis Globos de Oro, entre ellos mejor película, mejor director y mejor actriz.
Sin temor a equivocarme, puedo decir que a cualquiera de mi generación que escuche las primeras notas de la canción original se le erizará la piel.
También sé que la frase más famosa de la película: “Amor es: nunca tener que decir lo siento”, a través del tiempo se ha ido diluyendo. Sin embargo, a la mayoría de los jóvenes de principios de los años setenta, nos hizo un sentido perdurable en nuestras vidas.
