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domingo, octubre 13, 2024

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La guerra de las encuestas… 

Por Rosa Elena González

Apenas arrancó el proceso electoral y se desató la encuestitis, casi a diario aparecen sondeos de opinión, sí es que se les puede llamar de esa manera ya que la mayoría muestra cuál es su única inclinación, y créame, no son para darle un panorama claro a la población del posicionamiento de tal o cual personaje para a la próxima elección. 

 

Desatada está la guerra de las encuestas, partidos políticos, alianzas y aspirantes a candidatos en solitario le apuestan a esos inventos, y algunos a estudios serios, como queriendo convencer al electorado de que es la verdad absoluta, que tal y como lo dicen se darán los escenarios electorales. 

 

Cierto es que ese fenómeno, el de la guerra de las encuestas, se da en cada proceso electoral, pero en esta ocasión, previo a que en tierras cuerudas se designen candidatos a Senadores, diputados locales y federales, además de 43 aspirantes a las alcaldías con sus respectivos cabildos, están más encarnizadas, pero igual desacreditadas, a muchas inmediatamente se les nota la falsedad. 

 

Claro que en tiempo electoral todo es válido porque si bien es cierto las encuestas no votan, no son factor de decisión ante el electorado y muchas veces sus números no cuadran, si son utilizadas mediáticamente para causar confusión y un poco de percepción y, en una elección, la percepción juega un papel muy importante y quizá a eso le apuestan muchos personajes que quieren aparecer en la boleta electoral el próximo año. 

 

La verdad es que las encuestas reales, bien hechas, son una fotografía del momento, los sondeos de opinión, incluso, son una herramienta para medir las preferencias y son válidas siempre y cuando se realicen con seriedad, responsabilidad, que sean dignas de credibilidad, que no sean inducidas, que arrojen un buen parámetro para visualizar donde se está parado, hacia donde tienen que caminar y que se pretende lograr por quien las mande pagar, lamentablemente muchos sondeos de opinión los realizan solo tras un escritorio, hechos a la medida del comprador y no reflejan, ni tantito, la realidad. 

 

Otra verdad es que, aunque muchas casas encuestadoras aseguren tienen el mejor método y que son 100 por ciento confiables, pero lo real es que la mejor encuesta, la verdadera, es la que se da el día de las elecciones, la que el pueblo avala al emitir su voto por el candidato o candidata de su preferencia. 

 

En eso de las encuestas un punto que deben de tomar en cuenta los aspirantes a un puesto de elección popular, y sus patrocinadores, es que hoy día la ciudadanía juega el mismo papel que los políticos, dicen una cosa y hacen otra, porque aprendió a mentir, contestan los cuestionarios de los encuestadores de acuerdo a sus conveniencias, muchas veces sin la intención de hacer valido lo dicho. 

 

Por supuesto que no desacreditamos a las firmas de las encuestas serias, todas tienen un fin, pero con eso de que en estos tiempos con las tecnologías nos sentimos espiados, las encuestas telefónicas pueden tener gran margen de error por lo que si acaso sirven es para tratar de posicionar el nombre de tal o cual candidato en cada llamada. 

 

Igual pueden ser contraproducentes, porque en ocasiones terminan posicionando al candidato opositor, pues estudiosos del cerebro humano dicen que cuando un factor tiene varias repeticiones, es decir, se mencione positiva o negativamente el nombre de un personaje u objeto, el cerebro guarda el objetivo principal, a más repeticiones más recordatorio. 

 

Con respecto a las encuestas que aparecen en redes sociales igual no son para que los aspirantes que son favorecidos echen las campanas al vuelo, todo depende del equipo de marketing y operación digital que tengan unos y otros para aumentar los números y ya. 

El problema es que ya la gente no cree mucho en las encuestas porque incluso al ser entrevistados mienten al contestar, por lo tanto, en ocasiones solo sirven como método publicitario. 

 

En fin, la situación es que se desato la guerra de las encuestas, muchas son hasta inventadas, quien las compra o publica piensa que la gente se las cree y la gente juega a que les compra el engaño. 

Correo.-vida.diaria@hotmail.com,Twiterre@VidaDiaria1 

 

 

 

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