Por: Edilberto Cortina
Rompiendo con la tradición de disfrutar el recalentado de la cena de celebración de fin de año, y todavía modorros, mi copiloto y yo, agarramos el nuestro, arrancando como perritos con bolsa.
Tomando carretera dimos una vuelta por la región y bajo la sombra de un frondoso orejón (árbol) al pie de la Sierra de Cucharas, comimos y nuevamente nos dimos un abrazo agradeciendo a ¡¡ Dios Nuestro Señor!! Las bendiciones recibidas en el año que ya paso.
Un pequeño recorrido, pero muy fructífero, primero nuestra gratitud a mi Dios, por darnos la capacidad de poder hacer lo que nos gusta, poder ver y emocionarse aunque sea lo más sencillo de tus entornos.
Vemos, estrenos de fachada de entrada a una comunidad (Ejido Celaya), sembradíos de sorgo a punto de cosecha, productivas praderas ganaderas, un cielo espectacular, contrastando con la Sierra, pero lo mejor de todo fue haber compartido el lonche con un gran recién amigo ( Alberto, mi tocayo ) persona que conozco desde mi época laboral en el Banco del Mante, S.A hace 54 años pero el juguetón destino quiso que hasta hace unos meses iniciáramos nuestra amistad, hoy entablamos charlas por horas y horas sin terminar, y como en el “Bote Robado”, salvación y saludos para todos mis amigos.
