POR: AMAPOLABLUES
Ya habitabas en el paisaje,
como un cuadro que podía observar,
nunca me esperé voltearas la mirada hacia mí,
éramos tan ajenos
tan distantes como diciembre y enero
tú, tan lleno de vida
yo en el invierno de la mía, con luto en el corazón
tal vez por eso traías las manos llenas de flores,
tal vez por eso llegaste sin misterios, ni exigencias
gracias por ver, por entender
el regalo del anonimato y poder ser
éramos tan ajenos, éramos…
He vencido muchos miedos, pero el mayor triunfo es que vencí el miedo al abandono, me tenía cautiva, aceptando migajas, hoy la soledad y yo tomamos café, bordamos sueños, pintamos anhelos, escribimos cuentos, contamos estrellas tiradas en el patio al lado del fuego, poner límites, ser contundente, voltear a verme, tenerme, ha valido y vale la pena el precio a pagar, ser asertiva trajo consigo un costo alto, me alejo de personas que hoy solo son un nombre, una línea más en el libro de la vida, puede que algunos supongan que es vanidad, no importa, solo yo sé lo que ha costado llegar a este lugar privilegiado donde puedo apreciar el paisaje desde el pico más alto en la montaña, solo yo sé de qué tinieblas vengo que hoy cuando el sol acaricia mi faz me hinco a dar gracias.
Hoy la soledad dejó de ser mi enemiga, hoy los cambios son bienvenidos aunque nunca dejarán de sorprenderme pues una mujer que ha estado en mil batallas aprecia la calma, hoy me despierto un domingo a las siete de mañana con estas líneas en mi cabeza que lo único que pretenden es danzar con mi alma.
Hoy solo quiero decir GRACIAS
La soledad y yo tomamos café…
Cuando la cura se convirtió en veneno, el alma para sobrevivir lo tuvo que soltar, era el momento de que se viera, era el momento de que regresara, aunque al soltarlo ella muriera, una parte se perdió, un suspiro quedó suspendido en el aire, sus ojos dejaron de brillar, esta vez las palabras no servirían para resucitar, esta vez escucho el último aliento, la historia llegaba a su fin, -danza, -le dijo una sabia, desde entonces no para de bailar descalza, para sentir los latidos de la tierra, por qué solo así ella se sabe aún viva …
Se acabaron las lunas de octubre, como se acaba un cigarro, así como también dejé de buscar respuestas en tus ojos.
¿Sabes? Me di cuenta que pasé el tiempo esperando una pera abajo de un manzano.
Lo más difícil, desprender tu recuerdo de la ciudad, me tocó ser la vocera de tu ausencia en mi vida.
No vi otro lugar posible para ir, así que fui adentro para ver lo que está mal colocado, para sentir como el dolor cubría cada célula, me senté, el huracán calmo su furia, me descubrí tan humana pero también vi lo humano en ti.
No es que me extrañe tu huida,
se acabaron las lunas de octubre
como se acaba la lluvia,
como la historia llega a su fin.