POR CARLOS ACOSTA
No es que piense que voy a morir
no por lo pronto al menos
pero pienso que ha llegado la hora de pedir perdón:
A mis hijos
por la carga genética que me fue imposible depurar
y por aprender el oficio conforme lo fui ejerciendo
Al barrio de mi niñez
por haberle ido a reclamar hace unos días
que se haya dejado suplantar por un desconocido
A los amaneceres
ya que no he sido testigo del milagro
con la frecuencia que podría hacer de mí un hombre feliz
Al camino
que me ha esperado por años
y sigo sin transitarlo
A mi mujer
porque algunas veces no soy lo que ella siempre soñó
A mis amigos
que más de una vez se sintieron defraudados
A los recuerdos
a los que muchas veces no quise abrir la puerta
y se quedaron ahí en el frío y la lluvia
tiritando
Al agua
porque cuando hablo del planeta pronuncio la palabra tierra
Al futuro
ya que jamás he sentido el mínimo interés por alcanzarlo
A mis errores cotidianos
por verlos con amargura
y no como aprendizaje
A la angustia que me habita
por dejarle crecer
hasta donde ella misma ya no se tolera
A los perros
porque no he sido su mejor amigo
También pido perdón a los pájaros
por la envidia cuando los veo volando
desde mis pies en el suelo
Al presente
porque hasta el día de hoy
han sido inútiles mis intentos para retenerlo
Al corazón
al que toda la vida endilgué
sin importar calibre ni procedencia
la avalancha de emociones
Al amor
porque a veces fue tanta su luz que no lo vi
A mis enemigos
porque siempre una voz decía acércate
y no lo hice
A los inviernos
por la aversión que uno siente
por los días de su verdugo.
A mi madre
por no ser un hombre tan bueno como ella jura que soy
Y al mundo
porque estoy aquí desde hace más de medio siglo
y todavía no escribo el poema
que pudiera mejorarlo
No es que piense que voy a morir
no por lo pronto al menos
–aunque uno nunca sabe–
pero ha llegado la hora de mirar el espejo
y pedir perdón
y perdonarme
*
Todos son personajes centrales de su vida
No saben muy bien de qué va la obra
y aun así
continúan
Algunos quisieran ser del reparto secundario
Se esconden tras bambalinas
en la apariencia
pero el reflector principal
los encuentra
Y al final
ellos son su propia claque
su crítico más acre
Somos personajes centrales de una obra
cuyo guion desconocemos
Y aunque el acto final no es un secreto
aun así continuamos
*
El Mante es como yo
(o yo soy como El Mante):
En verano
llega a los cincuenta grados Celsius
Cuando llueve
llueve hasta la inundación
Y en invierno hemos estado
incluso a temperaturas bajo cero
Yo igual:
Cuando bebo
lo hago como dijera Hidalgo
Cuando como
-aunque no parezca-
rozo la glotonería
Si canto
nadie me calla
Y amo hasta la perdición
Me gusta mi ciudad
Me gusto yo
Somos o no somos
Nada qué ver
nada
con la tribu de los tibios
*
Yo también
como tú
desdibujo el tedio
y me pongo una sonrisa momentánea
repito el mantra sagrado:
ya no recuerdes olvida
finjo sosiego
seco las lágrimas
me tiño el pelo
Lo mismo que tú
exagero mucho
-no poco
porque podría lindar lo grotesco-
si viene un vientecillo de felicidad
minimizo frustraciones
cierro los ojos
Y vuelan!
Allá van las fotografías!
Y me publico en Facebook
*
Desde cuándo la luna es delirio del poeta?
Desde siempre
Y por cuánto tiempo lo será?
Para siempre
Pero
he aquí una duda existencial:
qué significa la palabra siempre?
No te abrumes
vive en paz:
siempre es ahora